Siguiendo las buenas costumbres,tras un café y una visita al baño,César se ataba los cordones e iniciaba un breve calentamiento suave hasta el grito que daba salida a la carrera...¡123 a correr!
El recorrido constaba de dos vueltas de 5km y otra vuelta que llegaría hasta el parque de Las Llama hasta la meta. Primeros kilómetros bastante incómodos,debido a varios empujones y tropezones con otros corredores,que se hacían por la zona del paseo marítimo y el campo de tiro donde daba mucho el viento. El juvenil trataba de seguir la liebre de 1h30' y si pudiera ser apretar en los últimos kilómetros para realizar así una progresión. A pesar de que la liebre no seguía muy precisa los ritmos de carrera,en la segunda vuelta dejaba atrás a varios corredores lo que facilitaba el paso por la zona marítima.
Dejando atrás el ecuador de la prueba,llegaba a la famosa cuesta del gas entre el 13ºkm y 14ºkm donde ya se notaba la carga de las piernas. En esta zona de subida,la liebre pinchaba y abandonaba la carrera dejando a los corredores a sus ritmos y rompiendo el grupo. Aquí,el llorón perdía puestos con respecto al grupo que parecían ir más rápido.
Después de hacer el giro en el parque de Las Llamas se venía arriba y César apretaba para intentar acabar de forma progresiva hasta la meta. Volviendo a recuperar puestos y dejando atrás a más corredores,sufrió los últimos kilómetros y aprovechando la bajada antes de la llegada a meta alargaba la zancada,dándose cuenta del buen tiempo que iba a conseguir.
En una recta final,sin apenas gente,el llorón llegaba a ritmo inferior de 4min/km con la lengua fuera mientras sus seguidoras aplaudían su llegada.
Buena carrera para el juvenil que conseguía un gran registro y que alimenta la competencia dentro del club para futuros retos.